Manuel Calzada Pérez nos da
tres razones por las que crear esta obra sobre María Moliner. Primero es la dimensión
trágica de su vida, ella, la mujer que gastó una vida trabajando con
palabras, se quedó vacía de todo lenguaje y absolutamente demenciada al final de
su vida, pero su diccionario, "el diccionario más completo, más
útil, más acucioso y más divertido”, según las palabras de Gabriel García
Márquez, devolvía a las palabras su significado real tras años de censura.
Segundo, su trabajo intelectual y su continua lucha era para mejorar el mundo a
través de la cultura y la educación, sin sectarismos, a pesar de ser
represaliada y degradada en su escalafón profesional. Empezó a corregir el
diccionario de la Real Academia con el único objetivo de poner en orden las
palabras, de ordenar el universo de tal manera que los españoles, los de uno y
otro bando, pudieran llegar algún día a entenderse. Ni el rechazo de la
Academia de aceptarla entre sus filas, a fin de no romper su
venerable tradición machista, ni el coste personal y familiar de su
trabajo impresionante y rompedor la desanimaron. Y la tercera razón, el
diccionario es ella misma, rigurosa, exigente, optimista, infatigable, honesta,
insobornable, una verdadera luchadora. Su obra era su modo de ser libre, los
silencios de su vida encontraron por fin su forma de escapar de la censura
íntima y oficial.
El silencio es a veces un
grito inarticulado que se traduce en unas palabras profundamente humanas. Para
nosotras, que hemos estudiado sobre su vida, María Moliner es un símbolo, es la
mujer que desde su humilde posición de bibliotecaria, volcada en sus fichas, de
madre devota de sus hijos, de ama de casa que zurce calcetines, de esposa de
una fidelidad ejemplar, lucha diariamente con convicción por sus ideas contra
una sociedad patriarcal y misógina, para cambiar la tradición establecida, con
su única arma: el amor por la vida y la libertad. Los momentos trágicos de su
vida son representados con maestría por parte del dramaturgo: la emocionante
escena de Fernando que pierde la vista y la pérdida de memoria de María, la
escena en el balcón para que toda la familia atienda la entrada del
Generalísimo, un momento de gran tensión donde la protección de su familia está
en conflicto con su ideología, o la escena donde Fernando no quiere aceptar la
muerte de su primera hija y Maria trasciende su propio dolor para apoyar a su
marido desesperado, son unos de los instantes que revelan tremendamente la gran
valentía de la lexicógrafa. Aunque su obra no se considera ni feminista ni
emancipadora en el sentido que la de las Sinsombrero lo es, uno debe reconocer
que el diccionario muestra la extraordinaria capacidad intelectual e
independiente de su autora y en este sentido representa la ruptura con el
pasado. Por primera vez su obra colosal se presenta ante una sociedad que
aunque la rechaza, se ve obligada a mirarla. Por eso creemos que el diccionario
tiene mucho valor, no sólo léxico sino ético, porque por primera vez se hizo
realidad el deseo de la mujer moderna tan bien expresado en la carta de una
poeta de la época, Ernestina de Champourcín: "¿Por qué no podremos ser nosotras,
sencillamente, sin más? No tener nombre, ni tierra, no ser de nada ni de nadie,
ser nuestras, como son blancos los poemas o azules los lirios.”
STELLA PANAGOPULU
ATENAS MAYO 2016
La obra fue presentada
por el grupo ENTRE PAGINAS SUELTAS, en la biblioteca del Instituto Cervantes de
Atenas, el lunes 13 de junio 2016.