Σάββατο 26 Νοεμβρίου 2016

PERDÓN


“Esa brasa moral que arde en tu pecho es la única linterna fiable para moverse por las oscuridades de la vida…el único gran valor totalmente seguro es la compasión.” Rosa Montero

¿Cuántas veces en las calles de mi ciudad,
en los semáforos,
en la soledad más espesa,
me crucé con un niño pobre, un huérfano,
un trabajador ilegal,un vagabundo,
todos víctimas de un sistema hostil, depredador,
o peor, indiferente e ignorante,
ajeno a la desdicha de estos santos inocentes?
¿Cuántas veces vi en las noticias
el hambre, la tristeza, la enfermedad
de todos los que viven al margen,
encerrados fuera del mundo,
sin destino, sin derechos, sin esperanza?
Los que rigen nuestras vidas
han creado cautelosamente nuevas fronteras,
ocultas y más profundas,
“grandes y altas murallas construyeron”
Y sin compasión, sin piedad, sin recato,
 han negado a todo forastero,
una patria, una identidad,
un trabajo decente, una vida digna.
Este orden social sabe una cosa sólo con maestría,
manipular a los individuos imperceptiblemente
bajo su violencia camuflada,
aterrorizarlos,
humillarlos,
conducirlos a la desesperación.
¿A quién de verdad importan
estas consideraciones, estas conclusiones?
Asesinados santos inocentes
mirad sobre nuestra vida podrida,
sobre el triste mar de nuestra existencia.
A fin de cuentas todo parece inútil…
Os pido perdón.


 Stella Panagopoulou  
26 Noviembre 2016

LOS SANTOS INOCENTES DEL SIGLO XXI


Si Miguel Delibes escribió durante el siglo pasado sus “Santos Inocentes” para señalar una denuncia moral contra el latifundio, la injusticia social y las consecuencias que tiene sobre la vida de los individuos, yo, pensando en quiénes pueden ser los santos inocentes de hoy, creo que los jubilados griegos no están tan lejos de aquellos campesinos que sufrieron tantas humillaciones por parte de sus amos.

Claro que aquí hay una diferencia. Los amos no son los ricos pertenecientes a un grupo social alto. Es la crisis que se inició en 2008 y llevó poco a poco a la crisis bancaria, al desempleo, a la reducción de ingresos, etc., que afectaron enormemente a la clase media y baja. Si queremos añadir la corrupción política, el deterioro de la productividad, los recortes que han contribuido al agravamiento de la crisis, nos damos cuenta de que estamos viviendo en un mundo donde aumentó la pobreza, los robos, la criminalidad y la emigración forzosa especialmente de los jóvenes.

Volviendo a los jubilados, yo intentaré expresar sólo mis pensamientos. Las personas de una edad avanzada, los que trabajaron honestamente durante años para asegurar su vejez, la injusticia se levanta delante de sus ojos como si fueran ciudadanos de segunda. Las escenas de protestas y el maltrato de los jubilados que se oponen a técnicas de infravaloración del nivel de vida, cuando hay otros que viven siempre en época de prosperidad aun dentro de la crisis, me duelen y me obligan a reflexionar sobre el porqué de esta separación. ¿Por qué siempre la clase media tiene que aguantar las olas de las recortes?, ¿por qué no se toca a las clases altas o a los poseedores, por qué la clase media se convierte siempre en un rompeolas que debe resistir a todo tipo de golpe?

Vicky, la respuesta te la doy yo. En este gran latifundio que se llama Grecia ha sido siempre una costumbre pedir generosidad a los que tienen “poco” mientras que los potentes siguen viviendo sín molestía, sin temor. Los primeros viven con recursos estables que no se ocultan. Los otros juegan como les gusta porque tienen, como decimos, “dientes” y conocen bien los métodos de la disimulación. A esta injusticia me refiero. A los que como el señorito Iván de Delibes mandan y a los “inocentes” que van siendo degradados día a día y obligados a un deterioro de vida.

Desafortudamente, mientras siga la falta de conciencia social, el deseo de permanecer en el poder y la embriaguez del cargo, las desigualdades serán un fenómeno ineludible con víctimas, que en la mayoría de los casos no son otros que los más débiles e indefensos.

17.11.2016

Vicky Ververoglou