“un viaje se resume por
lo general en un solo instante”
Rafael Chirbes
CRETA
Creta es para mí un lugar
de contrastes, contrastes morfológicos de variante altitud y de una extrema
riqueza de paisajes y recursos. Lo que siempre me ha acompañado después de mi
visita a la isla es el sentimiento de que esta variación ha dejado su huella en
las diversas identidades de sus localidades.
Me acuerdo de mi primera
impresión de Elafonisi en la prefectura de Chania. Un día soleado deambulaba
por una playa maravillosa, de arena blanca, que se ponía de tonos rosados de las
miles de conchas trituradas. La playa se unía a una pequeña isla por una estrecha
franja rodeada de aguas poco profundas, cristalinas, de color claro y azul
verde, "Así debe ser el paraíso”pensaba . Ese lugar producía en mí una fuerza
secreta, me llenaba de valor, de vida, de esperanza.
Al otro extremo de Creta,
en Elounda, hay un lugar hermoso pero cargado de sombras. Spinalonga, espino
largo, es una isla que no lo era en el pasado cuando formaba parte de la
península y fue separada de la costa para mejorar su defensa contra los piratas árabes durante la ocupación veneciana. La isla es una fortaleza inexpugnable, ha
sido centro de la ruta comercial de la sal y refugio de familias otomanas y en
el siglo xx fue utilizada como colonia de los leprosos. Hoy es una isla
desierta, visitada solo por turistas y unos peregrinos el día de su santo, Agios Pantelaimonas.
Cuando la visité, la isla
desprendía tanta tristeza que lo único que deseaba de verdad era quedarme a
solas y descansar en aquel refugio que recordaba los gritos de los muertos
anónimos, despojados de sus nombres, marginados de su presente, y pensaba que
nadie merecía ser olvidado, nadie debería morir nunca del todo y para siempre.
Stella Panagopoulou
Atenas 20 octubre2015.
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