He leído en
alguna parte que el agua une a la humanidad y permite crear un planeta mejor. En
este sentido el mar Mediterráneo ocupa un papel importantísimo a lo largo de la
Historia pero no es sólo esto. Es cuna de la civilización mundial. Un mar entre
tierras, un territorio de unión en muchos sentidos: a través del comercio, pero
también a través de la guerra y el conflicto. Diría que es un espacio de
tránsito que ha originado una gran riqueza cultural.
No existe en el
mundo una cuenca similar puesto que su posición geográfica le permitió ser
testigo de la expansión de civilizaciones, ser símbolo de creatividad, de
búsqueda, capaz de engendrar conocidas personalidades que tuvieron un papel
importante en el desarrollo histórico, el arte, la música, la literatura, la
ciencia y la tecnología.
El gran nombre
de pueblos que atravesaron el mar a lo largo de la historia, crearon ciudades,
imperios y contribuyeron al desarrollo de la región. Por otro lado, no
olvidemos, es un mar que vivió momentos de nacimiento y decadencia de ciudades
como Constantinopla, Alejandría, etc., etc. Por mi experiencia profesional, un
gran número de viajeros pensaban que
sumergirse en esta región no es sólo por causa de los museos, las playas, los
monumentos, etc., sino que supone mucho
más que un viaje: es adentrarse en el alma de los pueblos que durante milenios
se han ido sucediendo unos detrás de otros.
El mar Mediterráneo
debe ser respetado por lo que nos ofreció durante siglos y conservado y
cuidado por la preciosa vida que contiene y también por la maravillosa historia
que encierra su pasado. Un pasado en el cual se puso la semilla de la que han
germinado nuestras generaciones.
Vicky Ververoglou
21.10.2015
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